domingo, 6 de marzo de 2011

¿Existe un lugar para Jesús en el siglo 21?

El mundo ha cambiado mucho desde que Jesús anduvo en esta tierra. La información que se vierte diariamente en el internet es algo inimaginable para las personas que vivieron hace dos mil años. ¿Cuánto darían muchos de esos hombres y mujeres que vivieron y murieron sin siquiera poder leer o ir a la escuela? Muchos de ellos trabajaron siendo esclavos y eran explotados por sus señores, reyes, y demás autoridades porque carecían de algo que nosotros tenemos en abundancia: el conocimiento. Hoy cualquiera puede encontrar información con solo escribir lo que uno busca en uno de esos famosos buscadores como google. El que desea volverse una persona sabia y entendida puede hacerlo si logra diseminar la información que se encuentra.
¿Con todos estos adelantos, hay necesidad de Jesús para resolver nuestras vidas o seremos capaces de hacerlo solos? Un problema es que el mundo se ocupa solo de si mismo. En el mundo abunda el racionalismo: todo tiene que tener una razón de ser, y si no se encuentra esa razón, se desecha esa información; por lo menos es lo que nos ha enseñado la ciencia moderna.
Aunque encontráramos todos los conocimientos que el mundo nos puede ofrecer nos faltaría lo más fundamental para el ser humano: el amor. El amor no corresponde a la razón del ser humano porque no se puede explicar fácilmente. Por consiguiente el mundo en el que vivimos se ha olvidado de este valor que es el motor para el buen funcionamiento de la familia y de la sociedad. Por ejemplo, cuando nuestra pareja nos ofende, la lógica que el mundo nos enseña es responder de la misma manera. Como consecuencia, las parejas resultan peleadas; y si estas peleas son frecuentes, muchos terminan separados. La lógica de Jesús es algo distinto: pues el nos enseña que no debemos de responder en la misma manera que nos han herido u ofendido. El, que fue maltratado y ultrajado jamás dijo una palabra en contra de sus verdugos, al contrario oró por ellos ante Dios en la cruz hasta su muerte. ¿Esto significa que si nos hacen sufrir debemos de quedarnos callados para que los demás se aprovechen? No, lo que significa es que hay cosas tan insignificantes por las que discutimos y nos insultamos que no vale la pena sufrir por ellas. Por lo que debemos esforzarnos es por lograr entrar en el Reino de Dios; y solo si sabemos amar de todo corazón y seguir los pasos de Jesús lo lograremos.

Que Dios los Bendiga.

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